

Historia del café, cafeterías, y algo más
El café ha tenido un efecto transformador en la historia. Sin él por ejemplo no habría cafeterías, sin cafeterías de repente no existiese el café espresso, la Cantata del Café de Bach, o quizá algún poema de Sartre, que pasaba horas en La Coupole en Paris.
El café es parte de nuestro día a día, de nuestra cultura y excusa ideal para una reunión de trabajo o juntarse con amigos. Pero ¿de dónde proviene? En este artículo repasamos un poco de esta historia fascinante.
La nación de Etiopía es uno de los primeros hogares del Homo Sapiens y es también el lugar que dio origen al café. Es uno de los países más antiguos de la historia y el café representa el 60% de sus exportaciones.
La leyenda cuenta que quienes descubrieron el café fueron los monjes de esta región, que fue la segunda nación a transformarse al cristianismo, y también alberga la mas antigua colonia musulmana.
La historia de Kaldi
Se cuenta que Kaldi, un pastor de cabras etíope, estaba buscando su rebaño extraviado cuando lo encontró devorando vorazmente unos frutos con forma de cerezas y color rojo, que luego en 1753 Carl von Linné categorizó como Coffea Arabica.


Foto: Julián David Bernal
Kaldi bailó de placer eufórico y le sobraba vitalidad luego de probar las cerezas. En ese momento cruzaba por el camino un monje en peregrinación y vio con sorpresa esa escena, por lo que le preguntó a Kaldi que sucedía. Al escuchar la historia el monje creyó que estos frutos energéticos podían ser útiles para el y sus hermanos para mantenerse despierto durante sus horas de vigilia y tiempos de oración. Entonces decidió llevar consigo esos frutos al monasterio
El café no se preparaba tal cual lo conocemos ahora. Inicialmente los granos se molían y se mezclaban con grasa animal, y luego se masticaban las hojas para obtener los efectos de la cafeína.
Posteriormente también se preparó colocando hojas y frutos en agua hirviendo para obtener una infusión.
Mundo árabe y expansión del café
Desde que el vino fue prohibido por las leyes del Islam, el café tomó su lugar. Debido a su origen místico y a sus supuestos poderes mágicos, el café se convirtió en parte de sus rituales religiosos y se utilizó como estimulante prescrito por algunos doctores, lo que contribuyó a su popularidad y amplió su consumo.
Para lograr satisfacer la creciente demanda, los árabes desarrollaron un sistema de cultivo en el cual las semillas de café se plantaban y crecían en viveros, y cuando se desarrollaban lo suficiente eran transplantadas a las colinas, donde, sistemas de irrigación les proporcionaban el agua necesaria y donde las sombras del algunos árboles las protegían del sol.
La primera expansión del consumo del café se debe al comercio árabe. En el siglo X ya existían cultivos de café en las zonas montañosas de Yemén y los árabes lo trasladaban del puerto de Moca de ese país hacia el Mar Rojo. Siglos mas tarde, hacia finales del siglo XV los comerciantes árabes ya habían llevado el café al norte de África, Turquía, Persia y Egipto. El delicioso grano empezaba a ser llamado «café de Moca».
Marco Polo
Entre 1271 y 1275, el veneciano Marco Polo viajó para Oriente a lo largo de la Ruta de La Seda, cubriendo gran parte de Mongolia antes de volver a su casa entre 1292 y 1295 a través de Sumatra, al sur de India. Se le atribuye la introducción del café en el Occidente, como también el gengibre, la curcuma, y el clavel entre otros.
Café Turco
Alrededor del siglo XIII un nuevo descubrimiento en Turquía, cambió el rumbo de la historia. Los granos tostados fueron hechos polvo, el cual se mezcló con agua, azúcar y especies como canela, cardamomo, y clavo de olor, y luego puesto a hervir. El resultado, el cual fue llamado Café Turco, era una bebida condensada y espesa, la cual podía ser recalentada y servida en pequeñas y potentes porciones y consumida cuando se deseara. Esta bebida se preparaba en una especia de jarra con forma de taza llamada Ibrik, la cual aceleró el proceso de preparación.
Masificación y las primeras cafeterías.


Imagen: Amadeo Preziosi 1816-82
En Turquía, a partir de la nueva preparación, el café llegó a ser tan popular que pasó de ser usado solamente como medicina o en ceremonias religiosas, a ser consumido habitualmente. De tal manera que fue necesaria la apertura de Casas del Café o Coffee Houses. La primera de estas se abrió en la Mecca. Estas casas de café ofrecían un lugar de reunión para que la gente escuchara música, discutieran sobre religión o política, jugar, o simplemente tomar café.
Estas casas pronto se propagaron por el mundo oriental llegando a Constantinopla y Damasco.
Las cafeterías en Europa y Estados Unidos
Si bien el café se conocía hacia ya algunos siglos en Europa, su consumo se expandió a inicios del siglo XVII, y las cafeterías se pusieron de moda.
En sus inicios el consumo de café fue mal visto por algunos sacerdotes y autoridades estatales de distintas regiones, por ser considerada una bebida contraria a las buenas costumbres, que amenazaba el orden público. No obstante, la bebida se hizo rápidamente popular y a partir de la década de 1650 se comenzaron a abrir cafeterías en Londres, París, Berlín, Viena y otras ciudades importantes de Europa e incluso Norteamérica. Estos lugares no fueron solo para el consumo del café, sino también para la conversación y el intercambio de ideas políticas, religiosas o artísticas.


Caffè Florian, Venecia
En 1683, una cafetería abrió en Venecia, seguida en 1720 por el famoso Caffè Florian, en la plaza San Marcos, frecuentada por Casanova (por ser el único café de la época que aceptaba mujeres), abierto hasta hoy, tres siglos mas tarde.
Si bien las cafeterías eran un local de creatividad y conversaciones políticas y filosóficas, también era un lugar de negocios. En 1688, el café Edward Lloyd, en Lombard Street, se transformó en reducto de empresarios navieros. Siendo que allí surgió la empresa de seguros de barcos Lloyd’s de Londres. La bolsa de valores de Londres surgió en el café de Johnathan Miles, también en Lombard Street.
En los Estados Unidos la declaración de la independencia fue anunciada por primera vez en público en la cafetería Café Merchant’s de Filadelfia. Beber café, en vez de té inglés, se transformó en cuestión de patriotismo.
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